Despu�s del ballotage los balances se multiplican. Es mucha la desaz�n y la tristeza, la rabia y la
impotencia, cuando se comprueba que eso ha sucedido: el fascismo ha entrado a Brasil por la
puerta de las urnas. Las evaluaciones de los sectores progresistas son las que expresan m�s
sorpresa. �C�mo se puede dar la espalda a un dirigente como Lula para votar a un energ�meno
como Bolsonaro?
He escuchado a los que acent�an el poder de los medios -en poder de la derecha- as� como el
alcance de las redes sociales -manejadas como eje de campa�a electoral- y a los que destacan el
avance de la antipol�tica, entendida como ca�da de la credibilidad en partidos tradicionales. Por
momentos, prima la sorpresa, como cuando Atilio Bor�n relata sus di�logos con poblaci�n de
clase baja. Ellos se quejan de los efectos de la corrupci�n, a los que atribuyen que lo que el PT
les ha dado no pas� de ser una limosna. �Fingiendo ser un distra�do turista que ignoraba los
asuntos pol�ticos del pa�s pregunt� qu� ten�a de especial este pr�ximo domingo. Respuesta:
�Ma�ana Brasil elige si ser� gobernado por un gigante o por un ladr�n�. Varios me aclararon: el
gigante es Bolsonaro, y Haddad es el ladr�n. Y va a ganar el gigante, aseguraron todos. �Y qu�
va hacer el gigante?, le pregunt� a otra. �Va a hacer la revoluci�n que Brasil necesita�, me
respondi� sin titubear. ��La revoluci�n?�, pregunt� fingiendo sorpresa e incredulidad. �Si�, me dijo.
�Una revoluci�n para acabar con bandidos y ladrones. El gigante se encargar� de limpiar este
pa�s�.(1) �Acaso podemos simplemente atribuirles ignorancia? �Mala disposici�n? �Falta de
agradecimiento? �No hay autocr�tica? �Ni siquiera una pregunta acerca del baj�simo nivel cultural
que ha llevado a la poblaci�n a una comprensi�n tan sesgada como para que selle su futuro
apostando a una propuesta fascista?
Hemos hablado del odio que surge a partir del malestar social. Precisemos, como paradigm�ticas,
algunas de las actuaciones del PT que fueron condici�n necesaria para el aumento de ese
malestar y el consiguiente resultado de las elecciones. Hubo revueltas no escuchadas en 2013,
as� como negligencia frente a la crisis econ�mica de 2015. La estrategia petista fue siempre,
como rasgo fundamental del populismo, la aspiraci�n a la conciliaci�n de clases. Este rasgo los
empuj� a buscar s�lo aquellas medidas bien toleradas por las clases dominantes. Esta pol�tica
unidireccional favoreci� a la burgues�a y a sectores del propio PT que se engancharon en
propuestas de corrupci�n. En este panorama, no llama la atenci�n que los menos favorecidos
sintieran que recib�an limosnas. Ese reparto fue as�. Adem�s, el PT, en cl�sica maniobra
bonapartista, coquete� con la derecha, las iglesias y todos los sectores que supuso poder
conquistar. Al abrigo de la crisis, todo empeor� con Dilma. EL descr�dito y las malas condiciones
abrieron un espacio, oportunidad que la derecha no pod�a desperdiciar. Ni siquiera fue capaz, el
PT, de llevar adelante un proceso de evaluaci�n hist�rica y de juzgamiento de la dictadura militar.
Hasta eso dej� intacto. El populismo, en esta etapa del capitalismo, es un sin salida.
Podemos poner todo el acento en la maniobra imperialista continental o en la maldad sin fin de
los capitalistas o en la mala voluntad de los desagradecidos o en la ignorancia de los pueblos o
en �y mucho m�s. Sin embargo, si falta el an�lisis -pendiente- de la historia y la cr�tica al
imposible anhelo del populismo de salvar al capitalismo de su creciente descomposici�n,
quedamos inermes para revertir algo de este nuevo fracaso que, una vez m�s, fortalece a las
fuerzas m�s oscuras.
Notas
(1) Brazil: La previa dl "gran d�a" (por Atilio Boron)
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