Cultura capitalista y banalidad
�Hay algo más banal que �siempre más� como imperativo cultural? Un
imperativo banal y destructivo que afecta a un concepto central del
psicoanálisis: la castración. Siempre más es lo ilimitado. No hay tope. Sí lo hay
para quienes quedan afuera del �paraíso� del consumo, miles de millones de
personas de este planeta: y muchos de ellos en realidad fuera del consumo de
lo básico para la supervivencia. Y esto acompa�ado de modelos identificatorios
imposibles (empresario de sí -Byung-Chul Han, 2016-, sujeto exitoso,
consumidor permanente como signo de ese éxito, sujeto joven y saludable,
etc.), y con un desfile de objetos de consumo que hacen que la pulsión gire
enloquecida, de los cuales puede formar parte hasta la salud. Siempre más es
sinónimo de: siempre más cansancio y frustración. Paradójicamente, un sujeto
siempre más limitado en su libertad y felicidad..
�Hay algo más banal que una sociedad centrada en la acumulación, el cálculo,
lo estadístico, lo numérico en todos los dominios? �Una cultura del desarrollo
por el desarrollo mismo, sin cuestionamientos? En la cual, además, lo
tecnocomunicacional produce un estado de distracción permanente, mediante
el envío de estímulos sin pausa, imposibles de ser procesados por la psique,
generando agotamiento, insomnio, y siendo un poder hipnótico al servicio del
consumo, de un proyecto político... Con la consabida aceleración temporal que
hace inasimilable para la psique todo lo existente. �Hay algo más banal que la
aceleración cada vez mayor de todos los planos de la existencia? La
banalización del discurso �consecuencia además de la destrucción del
lenguaje (Franco, 2011)- aporta su cuota para generar el mal, tal como
Eduardo M�ller lo desarrolla en su texto.
Sostiene P. Aulagnier que el psicoanálisis debe poder explicitar �A qué
condiciones tiene que responder la organización del campo social para que el
sujeto que toma lugar ah´ no tenga que pagar esta entrada con un precio que
pondría en peligro su funcionamiento psíquico�� (1). Puede no ser sencillo
establecer las condiciones que plantea Piera Aulagnier -que prácticamente
equivalen a qué sería una buena sociedad-. En principio entiendo que debemos
expedirnos como psicoanalistas acerca de qué no debe estar presente en el
campo histórico social para así no da�ar a los sujetos. Lo que es lo mismo que
decir: qué de lo que se hace presente en el campo de la cultura da�a la psique
de los sujetos que participan de la misma.
Siempre hay alguna significación imaginaria social (Castoriadis) que se
transforma en central y que orienta tanto la vida individual como la colectiva
(Castoriadis, 1993). En el medioevo europeo, por ejemplo, lo fue la significación
religiosa (Dios era el centro de la vida en común y de la vida de los sujetos),
siendo la económica secundaria a la misma. Pero con el advenimiento del
Capitalismo, fue la economía la que tomó el centro, el lugar Capital �en la
sociedad y en cada sujeto-. En la fase actual del capitalismo la significación de
lo ilimitado (la significación capitalista en estado puro) ha tomado el lugar
predominante.
Si el inconsciente es el discurso del Otro (Lacan), el discurso del Otro
actual está reflejando el modo de ser del inconsciente, ha devenido en su
espejo �transmite su deseo reduplicado-. Este Otro que ya no exige tanto
renuncias como placer sin límites. Ese Otro desea (y sus deseos son
órdenes) que seamos sin límites, como lo desea el inconsciente que nada
quiere saber de la castración. (Franco, 2016)
No puede ser ajeno a todo esto, que en la consulta psicoanalítica se presenten
con frecuencia cuadros en los que predominan tanto la fragilidad intrapsíquica
-produciendo fading yoico, actuaciones, retracciones, eventos psicosomáticos,
adicciones, ataques de pánico, etc.,- como también estados en los cuales el
lazo con el otro es vivido como de intromisión o desamparo. A lo que se agrega
en estos &ouacute;ltimos tiempos una crisis del proyecto identificatorio (Aulagnier, 1977)
tal como se produjo a fines de la década del 90 del siglo pasado.Así, tanto el
registro pulsional como el identificatorio se encuentran en jaque y esos
son -a mi entender- los desafíos para la clínica hoy.
Lo borderline
El modo de ser de esta sociedad, y la forma que había tomado hacia
mediados/fines de los 90 �y que entiendo que se reiteran en este momento- fue
lo que me llevó a sostener que, bajo determinadas circunstancias, todos somos
potencialmente borderline. Me refiero a un núcleo actual como aquello que
atraviesa las fronteras tanto al interior de la psique como entre la psique y el
mundo social sin hallar traducción: quantum no tramitable por la psique, pulsión
desligada o algo peor, instinkt que no llega a ser trieb. La agitación pulsional
que produce el capitalismo en su actual versión �más intensa que en
anteriores- y el estado de desamparo e incertidumbre que se est� produciendo
en este momento, son facilitadores de la aparición de lo borderline.
Bueno es aclarar lo siguiente: no es que el desborde sea mala palabra. No
existirían el arte, ni la filosofía, ni la pasión amorosa o la revuelta política sin
esta capacidad de la psique de deponer momentáneamente las fronteras. El
problema es que si eso es nadar en y sobre la tópica, se transforma en
hundirse y correr el riesgo de ahogarse en lo borderline. Tanto en el llamado
cuadro de dicho nombre, como en el estado borderline que produce el Otro de
la sociedad occidental actual, que agita el registro pulsional hasta arrasar las
fronteras psíquicas introduciendo un núcleo actual al interior de una neurosis u
otras formas clínicas. La cuestión de fondo es que en este estado de cosas se
ve afectada �cuestión que venimos resaltando- la figurabilidad psíquica,
llevando a una crisis tanto de lo representacional como de lo afectivo, y
también de la interdicción. (Franco, 2017)
Hay condiciones necesarias - pero nunca suficientes- para el surgimiento
de lo borderline: puede establecerse 1) en el origen de la vida del infans por
una falla en el objeto materno, que falló en su función de sostén, también en su
capacidad de transmitir plenamente el código y estuvo excesivamente presente
o ausente; 2) también por crisis y catástrofes tanto individuales como sociales;
3) finalmente por un modo de ser de la sociedad �como en el caso de la forma
actual que ha tomado la significación capitalista-.Es sobre estas últimas dos
cuestiones que est� centrado este desarrollo. El modo de ser de esta
sociedad desde hace unas décadas, y la forma que ha tomado en estos
últimos tiempos, desencadenando algo que oscila entre la crisis y lo
catastr�ófico.
Fronteras: 1) aquella que está en el grado 0 de la psique, lugar virtual en el
cual la pulsión es creada en el encuentro con el otro; 2) la frontera establecida
por la represión originaria; 3) la frontera edípica y 4) la frontera de la psique y el
mundo. Cada frontera se corresponde con diversos estratos que contienen
lógicas y elementos propios.
Esa cuarta frontera hace a la relación de la psique con la realidaa: con lo
intersubjetivo y con la relación con lo instituido socialmente. Una relación ya
establecida en el interior de la psique con la erección de dos instancias como lo
son el superyó y los ideales: pero también con destinos para la pulsión
instituidos socialmente desde el inicio mismo de la vida psíquica. Los registros
pulsionales e identificatorios son dirigidos por lo histórico social en aleación con
la travesía ed&oiacute;pica de cada sujeto.
Pero la socialización del psiquismo nunca es total, plena: nunca lo es sin
resto y sin transformación, aunque sea mínima �como suele darse en estados
totalitarios o confesionales-. Esto ocurre debido a lo que Castoriadis ha
establecido como imaginación radical de la psique (Castoriadis, 1983).
Si los ideales est�n en relación a modelos identificatorios que promueve la
sociedad y los destinos de la pulsión est�n orientados por modalidades y
objetos obligados para su satisfacci�ón (seguimos en esto la propuesta de
Castoriadis), tenemos que pensar que los modelos identificatorios y la
orientaci�ón del mundo pulsional actuales atentan contra el establecimiento de
fronteras al interior de la psique. Que en lugar de hacerlas firmes pero
elásticas, porosas, tienden a favorecer su crisis, su fractura, su colapso,
afectando tanto la vida individual como la colectiva.
Ahora bien, lo desarrollado hasta aqu� no es suficiente para entender y
abordar el padecimiento psíquico que se está produciendo en Argentina
hoy en muchos de sus habitantes. Porque a la serie de lo borderline se
suma aquello que sostuve hacia fines de la década del 90:la crisis del
proyecto identificatorio.
El capitalismo en su avance irrefrenado - descrito magistralmente por Goethe
en su Fausto -, produce estragos en Argentina. Que avance, que progrese: lo
hace como una enfermedad. Que progresa hasta que mata. Si se la deja
librada a sí misma, si no se la frena. �Qué mata el capitalismo, hoy y aquí?
Además de a la misma economía que es su centro -lo Capital-, dejar�á un tendal
de vidas humanas estragadas por la precarización y pauperización material -
para muchos- y simbólica -para todos-: y para muchos jóvenes (y no solamente
para ellos) la imposibilidad de elaborar un proyecto identificatorio, como ocurrió
en los 90 y en 2001/2. Elterror capitalista �de esto es de lo que hoy se trata-
se yergue sobre la psique de los sujetos. Que también va de la mano de ver
atacadas instituciones fundamentales de la socialización del psiquismo -
además del trabajo-, me refiero a la Salud y la Educación. En ese sentido, los
acontecimientos producidos en el Hospital Posadas, hacen de éste un caso
testigo del momento. En una muestra transparente del ejercicio de la crueldad
(ya volveré sobre este concepto establecido por Fernando Ulloa), se castiga a
médicos, enfermeros, camilleros, pacientes y familiares. Sin explicaciones o
inventándolas. No es novedad: si contra algo atenta la forma de vida
capitalista es contra lo común.
Crisis del proyecto identificatorio
Una de las condiciones necesarias para poder ser un sujeto social es la de
encontrar una cuota de placer mínimo en la vida en común: el colectivo social
es uno de los destinos del placer del sujeto (Aulagnier, 1980). Su función
psíquica es clave para que éste pueda labrar su proyecto identificatorio.
Y esto que sigue fue escrito a fines del a�o 2001. Cualquier parecido con la
realidad actual�
"Una de las cuestiones que puede ocurrir con el contrato narcisista - es decir, el
contrato entre el sujeto y el Otro- es que dicho contrato se rompa. (�) un modo
especial de ruptura (�) es el no tener lugar en el (deseo del) Otro, ser
abandonado por éste. (�) �Qu� ocurre cuando se rompe el contrato narcisista,
y una importante parte de la poblaci�n se ve exiliada del deseo de ese Otro? "
"Es a partir de aquí que sostengo �decía en 2001- que el estado actual de
nuestra sociedad debe ser considerado como un estado que se encuentra
más allá del malestar en la cultura. Debe entenderse como un estado
traumático particular , deviniendo por la presencia en los sujetos de una
persistente angustia de desamparo. (�) Esto hace que los sujetos se vean
sometidos a un estado de violencia secundaria (Aulagnier) colectivo, es decir,
ven atacado su yo en sus funciones significantes e identificatorias. (�) Los
ideales del yo se ven trastocados en su función, que es la de elaborar el mundo
pulsional-deseante, inscribiéndolo en la cultura. (�) A su vez, la crisis del
proyecto identificatorio pone en jaque a eros, convocando a la pulsión de
muerte.� (2)
Estas últimas han sido semanas en las cuales la realidad económica, social,
laboral, educativa, han tenido una presencia notoria en los discursos de los
analizandos. Lo importante es poder darle su lugar en el padecimiento
individual, y si es posible, ligarlo a las respectivas series complementarias. La
función del analista, consiste, en estos casos, en el tejido de una red de
significación, o sea, promover la catectización y la ligadura: poner en marcha la
capacidad de crear figuras de la psique, capacidad que ha quedado afectada.
Implica la creación de una red tanto representacional como de lazos con otros.
Esa red de significación y de lazos es el amparo.
Esta posición del analista guarda directa relación con las fallas en el objeto de
origen, o las fallas del Otro en la actualidad -que es lo que aquí nos ocupa hoy-,
y ubica al analista transferencialmente en el lugar de esa falla, sea para que
por primera vez el sujeto tenga un encuentro con una instancia que no cumplió
adecuadamente con su función (en el caso de los cuadros borderline) como
para retomar el hilo simbólico momentáneamente suspendido como
consecuencia del accionar del Otro.
No tomar en consideración las experiencias realmente vividas, sea en el
pasado o en el presente, por el sujeto que consulta �cito nuevamente a Piera
Aulagnier- �imputar los efectos de esas experiencias solamente a la
representación fantasmática que ellos tienen� es imponerles a estos sujetos�
la misma violencia, el mismo abuso de poder que aquel que fue (o es)
responsable del sufrimiento psíquico por el cual ellos han venido a vernos
esperando que les permitamos superarlo� (3). Es decir, estamos ahí para
favorecer que el sujeto salga de su encerrona trágica (como Fernando Ulloa
nos ense�ó), en la cual no tiene tercero a quien apelar. Lo sostenido por Ulloa
bien puede ampliarse para situaciones individuales o sociales en las cuales el
sujeto queda a merced de otro que despliega sobre él su crueldad y sin tener a
quien apelar, sin tercero de la apelación. Tal como en este momento se está
produciendo en buena parte del colectivo social �insisto que lo que ocurre en el
Hospital Posadas es absolutamente representativo de lo que está padeciendo
buena parte del colectivo social-. Quiero recordarles que allí funcionó un centro
de detención durante la dictadura -llamado El Chalet- habiéndose hallado
restos de detenidos-desaparecidos en el mismo; y ahora ocupa este lugar
testigo.
Por supuesto�que están esas otras significaciones que se oponen a este
proyecto demencial que obedece a la más profunda �racionalidad� del
capitalismo. Es más, estas están presentes hasta en la Constitución Nacional,
en lo que se aprende en la escuelas, sopla en el aire que respiramos.
Solidaridad, igualdad, justicia, libertad, fraternidad... Se observa en las calles,
en el movimiento de las mujeres, en las luchas universitarias, en asambleas
medioambientales, en las protestas obreras y de docentes... Se trata de
ponerlas a trabajar en todo dispositivo colectivo. Se trata de crear condiciones
para eliminar el malestar sobrante. Se trata de salir del confort -pseudo confort-
de una época en la cual la actividad política ha sido llevada a la reproducción
de slogans, en la cual se ha dado por cierto que la capitalista es la única forma
de vida posible. Única y última. Forma de vida que -como dije- destruye lo
común. Se trata, as�í, de reinstituir lo común.
Notas
(1) Aulagnier, P., �Qué es la realidad para el psicoanalista?, Revista de
Psicoanálisis, APA, Tomo XI, N� 4, 1994.
(2) Franco, Y., La crisis del proyecto identificatorio, Revista Topia N� 33,
Buenos Aires, noviembre 2001.
(3) Aulagnier. P., ob.cit.
Bibliofrafía
Aulagnier, P.,
La violencia de la interpretación. Del pictograma al enunciado. Amorrortu,
Buenos Aires, 1977.
Los destinos del placer. Alienación, amor, pasión. Argot, Barcelona, 1980.
Byung-Chul Han, La muerte del Eros. Herder, Buenos Aires, 2016.
Castoriadis, C., La Institución imaginaria de la sociedad Vol. 2. Tusquets,
Buenos Aires, 1993.
Franco, Y.,
Más allá del malestar en la cultura. Psicoanálisis, subjetividad y sociedad.
Biblos, Buenos Aires, 2011.
2016: Odisea en el consumo , El Psicoanalítico Nro 26, julio de 2016.
Paradigma borderline. De la afánisis al ataque de pánico. Lugar, Buenos Aires,
2017.
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